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DATE CUENTA






Somos la confluencia de tres dimensiones no físicas: el impulso vital o movimiento, la afectividad y la inteligencia. 






La cuarta dimensión nos permite la observación directa de cualquier fenómeno expresado. Cuando eres capaz de darte cuenta de algo es porque has cambiado de nivel, igual que una pelota no tiene la capacidad de saber que es una pelota porque no puede observarse desde el exterior, nosotros si tenemos esa capacidad cuando somos capaces de observarnos a nosotros mismos y para ello es necesario la desidentificación con la idea que nos hemos formado de nosotros mismos. Hasta que no somos capaces de observar los errores desde otro nivel estamos impidiendo su solución, ya que si estamos identificados con el error no podemos verlo.


La existencia es la expresión de múltiples confluencias; y requiere darse cuenta que existe un lugar interno que es inamovible y a partir del cual se forma cada universo particular.

Cuando estamos enfocados en cualquier lugar del espectro de fenómenos observables estamos identificados y por lo tanto estamos viviendo una mitología. El trabajo a realizar es educar a la mente a orientarse hacia el centro mismo de ese universo individual, en la intuición clara y permanente que tenemos de nosotros mismos como sujeto y desde donde podemos dar sentido a nuestra propia realidad.


Desde nuestro centro somos capaces de observar que los objetos no son nada más que la forma de nuestro propio conocimiento y que no son cosas separadas, no existe el conocimiento y la cosa conocida, forman una sola unidad indivisible, si veo algo es porque tengo el conocimiento, si no lo tuviera sería invisible para mí.

Observamos que la inteligencia se organiza según la interpretación de nuestra propia experiencia pasada y que sin esa interpretación automática no seriamos capaces de observar nada. A mayor evolución mayor capacidad de visión (referida a una visión experimental de cualquier fenómeno, no solo a la capacidad visual)

La percepción sensorial nos permite discriminar fenómenos (un fenómeno es un suceso temporal y relativo y por lo tanto que no tiene realidad propia) a partir de un campo o fondo ilimitado y amorfo. Todo lo que podemos percibir es gracias a ese fondo que por contraposición es distinto al fenómeno percibido. 

Ese fondo es el que permite la salida de información de nuestro pasado ya sea de forma consciente o inconsciente de  manera experimental en nuestra vida. 

Cuando una persona se sitúa en ese centro tiene que estar dispuesta a experimentar toda esa información retenida en el interior sin apegarse a ella y sin juzgarla (tengamos en cuenta en un juicio es una interpretación por comparación realizado por nuestra mente concreta sin tener en cuenta que lo que se está juzgando es un fenómeno puntual).

Tenemos la capacidad de poner a nuestro servicio la mente concreta situándonos en un nivel superior. No estamos separados de ninguna de las partes de la existencia, todo lo que vemos o experimentamos está sometido a nuestra propia interpretación o conocimiento. Podemos dar un salto cuántico en nuestra experiencia de vida evidenciando que lo que percibimos no está separado de nosotros mismo y por lo tanto está contribuyendo a nuestro propio desarrollo, éste hecho es imposible de asimilar si te vives a ti mismo como parte separada y sometida del propio universo particular que estas creando de manera automática.



Tememos que soltar nuestras creencias y desbloquear la información retenida ya sea emocional, vital o de ideas erróneas, sin que al soltarlas nos arrastren y para ello hay que situarse en el centro de uno mismo, viviendo la vida de manera real y no de manera ideal.


Jamás hemos estado separados del resto de la existencia ni de nosotros mismos, es algo que podemos comprobar de manera experimental y que nadie puede hacer por nosotros.


Nuestro potencial afectivo, de inteligencia y de energía creadora o manifestada se actualiza cada vez que nos desidentificamos de cualquier fenómeno concreto simplemente mirándolo desde otro sitio, mientras más se practica esa observación en la vida diaria menor dependencia de lo externo, mayor libertad interior y mayor disponibilidad a la hora de que sea requerida una respuesta eficiente por nuestra parte. Nos damos cuenta de que el estímulo, la respuesta y la relación entre ambas son una sola cosa en la que participamos de manera voluntaria y colaborativa ya que no podemos excluirnos ni separarnos.